miércoles, 15 de enero de 2014

Literatura

Literatura... ¿Qué gran término verdad? Muchos lo asocian a libros, montones de libros, aburridos, pesados de leer y sacar adelante. Otros lo asocian con estudiar autores y más autores, lo comúnmente llamado -en el mundo estudiantil- hincar codos. Otros tienen una especie de "visión de túnel" donde sólo ven ciencia ficción, fantasía, cuentos... Yo (y afortunadamente no soy el único) no lo veo así, lo veo como una forma de imaginar, de soñar, de alcanzar cosas que, por diversas razones, somos incapaces de alcanzar. Una forma de pasar momentos apasionantes, en compañía o no, momentos únicos que ni el mejor de los largometrajes pudieran ofertar. Y eso es porque leer es innovar, investigar, aprender, VIVIR.

Suena algo "exagerado", sí, pero sólo aquellas personas que lean esta entrada, que sientan lo mismo, saben de qué hablo. Y es que, si de algunas de mis acciones en estos años de vida me siento orgulloso, es de haberme abierto al mundo de la literatura. No hace tanto sólo leía los libros que gustaban a todo el mundo, que se vendían como panes y que, dentro de ese género acaban siendo todos iguales. Y con esto no desprestigio a ningún autor y sus obras, no me atrevería. Con esto quiero decir que dejé esa literatura a un lado y me adentré en mundos más complejos y desconocidos por mi persona, hasta ese día en el que cogí un libro de un escritor español que marcó el inicio de todo este proceso.
Digamos que cada vez que me aventuro con uno de estos libros, desde la primera página atraen mi atención, por su sintaxis, por su trama, por narrativa... Y consiguen que con la última palabra, me quede perplejo, emocionado por lo que acabo de leer, conmovido a veces, ilusionado.

No sé qué me produce pero es mi mundo de Orfeo. Leyendo estos libros reflexiono sobre cosas que, a simple vista, no tienen ninguna utilidad, simple cultura (que en estos días está infravalorada), pero que a mí, personalmente, me ayudan a ocupar esos momentos vacíos llenándolos de nuevas ideas, visiones de la vida. Es un mundo onnírico en el que todo vale, en el que tú eres el dueño de lo que sucede y que con cada libro nuevo (y bueno) que te lees, crece más. Pero no sólo es eso, es un mundo FELIZ, donde olvidar todas las posibles dificultades que pueda tener la realidad y centrándome en lo que, letra a letra, el autor quiere transmitir. 

Soy un chico totalmente de ciencias que ama la literatura, que prefiere un buen libro a videojuegos, películas, cine... Porque, aunque muchos no lo vean, no es incompatible. Y aunque muchos no lo compartan es una actividad que llena de serenidad, paz, integridad, honestidad, saber, paciencia, alegría, tristeza, momentos de reflexión, y de humor, momentos únicos en los que lo que importan sois el libro y tú.

Estas sensaciones son únicas de cada persona pero yo creo que todos los amantes de la lectura podemos decir algo y es que, cada libro leído, cada novela acabada, es un mundo, y lo que es más importante, es un mundo en el que introducirte y aprender porque nunca se es viejo para aprender. 

Después de un tiempo retomo -intentaré- la escritura. ¿Por qué? Porque me he empezado uno de esos libros en los que cuando otras veces el tiempo parece interminable, leyéndolo, éste, es efímero.

Raist