Retomo este gran -pero sano- vicio.
El año pasado, y en verdad he tardado en escribir sobre esto, tuve una de las mayores oportunidades de mi vida, la aproveché y -aunque sin vacaciones- fue uno de los mejores veranos de mi vida.
Aunque muchos no me creáis, trabajar para mi...fue una experiencia unica que afortunadamente este año se repetirá.
En el curso académico 2010/2011 me saqué el curso de Socorrista a través de la FMSS (Federación Madrileña de Salvamento y Socorrismo) y de nuevo, me quedé sin vacaciones navideñas, pero con diferencia, no ha habido otras mejores. Aprender todas esas técnicas que sirven para ayudar a los demás -que afortunadamente no he tenido la oportunidad de llevar a la práctica- fue toda una experiencia -idolatrada- a la que os invito a muchos a realizar.
No te sientes más importante por saber Primeros Auxilios, o por saber cómo auxiliar a alguien en el agua, ni mucho menos, pero si sientes -al menos en mi caso- una satisfacción enorme ante la posibilidad de ayudar a los demás.
El verano anterior, a pesar de todo lo aprendido, los "incidentes" no salieron de limpiar un par de heridas, por suerte. Pero ya sólo el hecho de saber que...te estás ganando un salario que luego te darán y que te están dando, sólo con 17 años, la gran responsabilidad de mantener una piscina, que aunque no lo parezca hay que hacerlo, es un gran halago. La sola imagen de los vecinos que te saludan satisfactoriamente por no ser uno de esos "profesionales" que no dirigen la palabra a los demás, o que se cree superior al resto por ser socorrista es gratificante. Y qué decir ante esos niños de menos de 10 años que, cuando no saben tu nombre, te saludan -gritándote alegremente-diciendo: "¡Hola señor socorrista!" y el hecho de conocer gente nueva, a mi suerte muy agradable, ya me hace sentirme muy orgulloso de lo que hice, a pesar de no irme de vacaciones con amigos.
Este año repito. Este año me presento la "temida Selectividad" y después de una semana de pequeño despilfarro en Gandia, vuelvo al trabajo después de un eterno invierno. Pocas veces he ansiado tanto algo, muy pocas.
Quizá muchos no lo entendáis, o diréis que es normal cuando el trabajo de socorrista no es más que estar en una silla, que aunque mucho leamos u otros escuchen música, igualmente velamos porque todo salga bien, pero para mi es un trabajo estupendo.
Pocas experiencias me han marcado tanto y, sin dudarlo -y viendo la situación actual- seguiré queriendo trabajar con esta empresa todo el tiempo que me sea posible.
Adoro el trabajo la verdad, hubo muchos dias cansados por el hecho de ni comer en casa, pero no quita que sea gratificante el llegar a tu hogar y saber que has cumplido tu obligación del día a día.
Creedme, de verdad, es un trabajo increíble.
Siento un amor hacia este trabajo parecido al que siento hacia la Biología. Asique los que me conozcáis, os hacéis una idea =)
Saludos.
El año pasado, y en verdad he tardado en escribir sobre esto, tuve una de las mayores oportunidades de mi vida, la aproveché y -aunque sin vacaciones- fue uno de los mejores veranos de mi vida.
Aunque muchos no me creáis, trabajar para mi...fue una experiencia unica que afortunadamente este año se repetirá.
En el curso académico 2010/2011 me saqué el curso de Socorrista a través de la FMSS (Federación Madrileña de Salvamento y Socorrismo) y de nuevo, me quedé sin vacaciones navideñas, pero con diferencia, no ha habido otras mejores. Aprender todas esas técnicas que sirven para ayudar a los demás -que afortunadamente no he tenido la oportunidad de llevar a la práctica- fue toda una experiencia -idolatrada- a la que os invito a muchos a realizar.
No te sientes más importante por saber Primeros Auxilios, o por saber cómo auxiliar a alguien en el agua, ni mucho menos, pero si sientes -al menos en mi caso- una satisfacción enorme ante la posibilidad de ayudar a los demás.
El verano anterior, a pesar de todo lo aprendido, los "incidentes" no salieron de limpiar un par de heridas, por suerte. Pero ya sólo el hecho de saber que...te estás ganando un salario que luego te darán y que te están dando, sólo con 17 años, la gran responsabilidad de mantener una piscina, que aunque no lo parezca hay que hacerlo, es un gran halago. La sola imagen de los vecinos que te saludan satisfactoriamente por no ser uno de esos "profesionales" que no dirigen la palabra a los demás, o que se cree superior al resto por ser socorrista es gratificante. Y qué decir ante esos niños de menos de 10 años que, cuando no saben tu nombre, te saludan -gritándote alegremente-diciendo: "¡Hola señor socorrista!" y el hecho de conocer gente nueva, a mi suerte muy agradable, ya me hace sentirme muy orgulloso de lo que hice, a pesar de no irme de vacaciones con amigos.
Este año repito. Este año me presento la "temida Selectividad" y después de una semana de pequeño despilfarro en Gandia, vuelvo al trabajo después de un eterno invierno. Pocas veces he ansiado tanto algo, muy pocas.
Quizá muchos no lo entendáis, o diréis que es normal cuando el trabajo de socorrista no es más que estar en una silla, que aunque mucho leamos u otros escuchen música, igualmente velamos porque todo salga bien, pero para mi es un trabajo estupendo.
Pocas experiencias me han marcado tanto y, sin dudarlo -y viendo la situación actual- seguiré queriendo trabajar con esta empresa todo el tiempo que me sea posible.
Adoro el trabajo la verdad, hubo muchos dias cansados por el hecho de ni comer en casa, pero no quita que sea gratificante el llegar a tu hogar y saber que has cumplido tu obligación del día a día.
Creedme, de verdad, es un trabajo increíble.
Siento un amor hacia este trabajo parecido al que siento hacia la Biología. Asique los que me conozcáis, os hacéis una idea =)
Saludos.